Cuando un bebé parece estar sufriendo problemas digestivos, puede ser muy difícil saber exactamente qué le está pasando y cómo ayudarle. Es muy angustioso para los padres ver a su bebé habitualmente alegre, llorar de dolor durante largos períodos de tiempo.
Decidir la mejor forma de ayudar al bebé se hace más difícil debido a la multitud de consejos, a menudo contradictorios y confusos, ofrecidos por todo el mundo, incluyendo la familia, amigos y profesionales de la salud.
El cólico es la aflicción más común y, a veces, la más dolorosa en los bebés, afectando hasta a un 30% de ellos. Algunos bebés que padecen cólico pueden verse más afectados que otros, y esto puede dar pie a episodios de lloros en los que el bebé no puede ser calmado de ninguna de las maneras.
Cólico es el nombre general que se le da a una serie de desórdenes digestivos infantiles, no a un padecimiento específico. Incluye varios tipos distintos de problemas digestivos:
- Reflujo
- Irritabilidad intestinal del bebé
- Intolerancia a la lactosa
- Alergia
El primer signo de cólico es que el bebé tiene muchos aires, tiene flatulencias; y las heces son expulsadas de forma explosiva.
El bebé está claramente incómodo y a menudo parece tener un dolor considerable.
El estómago está distendido o hinchado y se pueden oír gorgoteos fuertes en el abdomen.
El bebé puede arquear la espalda durante un ataque de cólico y elevar sus rodillas hacia el estómago.
El bebé está obviamente con dolor y puede llorar de forma inconsolable durante varias horas sin que nada parezca calmarle
El bebé también puede sufrir un cólico de baja intensidad cuando está intranquilo e incómodo pero sin llorar.
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