Conceder la satisfacción de pertenecer a un hogar feliz representa una de las tareas más difíciles como padres; pero tratándose de nuestros hijos cualquier esfuerzo que realicemos vale la pena.
Para que tu hijo tenga un desarrollo físico y emocional dentro del hogar, debe contar con un ambiente familiar relajado y tranquilo, reduciendo al mínimo las situaciones de tensión. Es de suma importancia que le proporciones confianza, apoyo y seguridad, que se sienta valorado y amado como ser humano esencial para toda la familia.
Como la familia se basa en el tipo de relaciones que existan entre todos sus miembros, se hace necesario que dichas relaciones sean armoniosas, tratándose todos sus miembros con respeto y amabilidad. Tú puedes contribuir a que dentro de la familia exista una buena comunicación, hablándole a tus hijos de forma sincera, clara, amorosa, considerando sus sentimientos, escuchar sus opiniones. Cuando te expresas de forma regular con aceptación y cariño, indiscutiblemente estás dentro de un hogar feliz.
Elimina expresiones de tipo contradictorias
Deja esas expresiones contradictorias, como madre debes corregir esta costumbre de enviar mensajes contradictorios a tus hijos, generalmente das ordenes contrarias entre lo que dices y los gestos, el tono de voz al hablar e inclusive físicamente (quizás le hayas dicho a tu hijo que no estas molesta, que no insista, pero a la vez usas un tono de voz alto y alzando las manos junto a tu hijo, le estas dando dos mensajes contrarios). Eliminando esta costumbre errada evitaras muchísimos problemas y tus hijos confiaran más en lo que le dices y responderán de forma acertada. No debes olvidar que para tus hijos, sus padres son los seres más importantes en su vida.
Evita decir no sin razón
Debes tratar a tu hijo como una persona inteligente que es capaz de comprender lo que le dices; por ello ante preguntas concretas, da respuestas igual de concretas, para que tu hijo sienta que es importante para ti, y a su vez le favorece en obtener un buen concepto de sí mismo, le ayudará a ajustarse y aceptar a las restricciones que le impongas. Si por el contrario es tu costumbre de responderle con mentiras y evasivas, se sentirá incapaz e inseguro de sí mismo.
Hacer reuniones familiares periódicas
Resulta de gran beneficio para el grupo familiar, realizar reuniones periódicas en donde se hablen de forma clara y agradable, durante el desarrollo de estas reuniones cada miembro de la familia habla de lo que le ha afectado en la semana, posibles cambios en la familia. Es necesario que escuches con atención sin interrumpir, puedes conversar de las cosas que les han hechos felices. Se discuten los diferentes conflictos que se hayan generado durante la semana, proponiendo algunos tratos justos para corregir ciertas conductas. Es importante no echarle la culpa a otra persona. Estas reuniones familiares deben ser cortas y concisas, no hay nada más beneficioso que escuchar los sentimientos existentes detrás de cada palabra expresada, pues resulta muy reconfortante que manifiestes amor, respeto y aceptación.
Evita los extremos y concede autonomía a tus pequeños
Existen ocasiones en las que se vuelve regular el uso de la siguiente expresión en tu grupo familiar: “No te subas, no hagas esto, no digas esto, no toques”… Por supuesto que existen situaciones en las que no puedes dejar que tu hijo haga lo que quiera cuando sea su gusto. Debes equilibrar este tipo de situaciones concediéndole a tu hijo cierta autonomía. Se obtienen mejores resultados cuando utilizas frases de forma afirmativa, por ejemplo decir: “eres un niño muy fuerte, ¿no crees que el mueble puede estropearse con tu peso?, en vez de decir: “no te subas al mueble”, debes ser lo suficientemente firme pero con amabilidad. Debes proponerte en utilizar frases positivas en la mayoría de las situaciones, prohibiendo en menos ocasiones; con el uso de frases positivas se harán más fuertes las relaciones familiares en el hogar.
Si no quieres que tu hijo diga algo inadecuado, da el ejemplo
Tus hijos deben aprender que las normas no dependen de tu capricho del día, simplemente deben aprender que las normas tienen que cumplirlas así como tú las cumples y que existen por una razón. Lo mismo pasa con ciertas frases inadecuadas o palabras obscenas, cuando no quieras que tu hijo las repita, sencillamente da el ejemplo y no las digas o hagas esas cosas inapropiadas que pretendes corregir (no le exijas que mienta a tu conveniencia y luego le prohíbas decir una pequeña mentira que lo avergüence, debes ser justo).
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